“Crujirse” los dedos es una costumbre que muchas personas tienen frecuentemente, a pesar de que se viene diciendo hace muchos años que podría llegar a causar problemas en las articulaciones como, por ejemplo, la artritis.
Este hábito genera un tipo de placer al practicarse y hay personas que disfrutan haciéndolo varias veces al día sin pensar en los posibles riesgos.
¿Por qué se producen los “crujidos” en los dedos?
Las articulaciones son el punto en el que dos huesos se encuentran y se unen. Todas las articulaciones tienen un área llamada cápsula articular, que es la que protege las articulaciones y la que contiene un lubricante natural llamado líquido sinovial, que es necesario para el movimiento de la articulación.
Precisamente este líquido influye en el famoso “crujido”, pues dentro de este hay aire y, al crujir los nudillos, la articulación se separa y amplia el espacio dentro de la cápsula articular, provocando a su vez que los gases disueltos formen burbujas para ocupar el nuevo espacio creado. Al aplicarle la fuerza a los nudillos, las burbujas formadas escapan rápidamente y es entonces cuando surge el sonido característico de los crujidos.
Después de este crujido, no es posible repetir la acción inmediatamente, puesto que las articulaciones deben volver primero a su tamaño normal y los gases deben disolverse en el líquido. Pasados unos quince minutos, es posible que vuelvan a dar ese “crujido”.
¿Por qué muchas personas disfrutan al “crujirse” los dedos?
Los expertos aseguran que “crujirse” los dedos puede ser un hábito nervioso. Sin embargo, también puede ser una costumbre que genera placer puesto que, al estirar las articulaciones, se estimulan las terminaciones nerviosas de la zona. Se ha determinado que entre el 25 y el 54% de las personas tienen este hábito, siendo más común en los hombres que en las mujeres.
Lo que sucede al “crujir” los dedos
Muchas personas tienen la mala costumbre de hacer “crujir” sus dedos frecuentemente, a pesar de que esto suele generar molestias en las personas que los rodean. Varios estudios sugieren que hacer “crujir” los dedos puede llegar a causar artritis, inestabilidad en la articulación y pérdida de la fuerza y función de la mano. Desde el punto de vista científico, hacer crujir los dedos a menudo durante muchos años podría causar daño en el cartílago que cubre la articulación. Sin embargo, aún no hay evidencias suficientes que demuestren que este hábito efectivamente puede dañar la circulación.
Uno de los estudios más conocidos al respecto es el que se ganó el Ig Nobel en 2009 (premios alternativos a trabajos científicos poco convencionales). Donald Unger, un médico californiano, se “crujió” los nudillos de la mano izquierda durante 60 años, por lo menos, dos veces por día. Nunca hizo esto con los nudillos de la mano derecha y concluyó que, pasados estos años, no había rastro de artritis alguno.
En una investigación más amplia, llevada a cabo en Detroit en los años 90, se analizaron las manos de trescientas personas mayores de 45 años, y se descubrió que un 84% de los que tenían inflamación en sus manos solían “crujirse” los dedos. Sin embargo, los investigadores no pudieron encontrar una relación directa entre este hábito y las inflamaciones en las manos de estas personas.
De todos modos, es curioso que justo las personas que se “crujían” los dedos con frecuencia en el pasado hayan sido quienes presentaron molestias e inflamaciones posteriormente.
Para los fundadores de la osteopatía, ese sonido característico de los “crujidos” es una señal de que la técnica se está realizando correctamente y, de hecho, consideran que han conseguido modificar una posible mala posición del hueso.
Las conclusiones de los estudios realizados con el paso de los años están divididas entre quienes consideran que este hábito sí puede causar daños en las articulaciones y quienes creen que no hay daño alguno. Lo cierto es que faltan más evidencias científicas que puedan relacionar los famosos “crujidos” en los dedos con futuros casos de artritis pues, de momento, se sabe que esta enfermedad es causada por genética, edad y trabajos duros durante muchos años.
¿Cómo podrían ser realmente peligrosos los “crujidos”?
Dejando a un lado el tema inconcluso de su relación con la aparición de artritis, hacer “crujir” los dedos sí podría causar otros daños como, por ejemplo, lesiones en los pulgares o esguinces en los ligamentos de los dedos, aunque son pocos los casos.
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