Tristeza. Nos abraza y nos ahoga con su manto frío cuando menos lo deseamos. Es esa emoción negativa que tanto cuesta gestionar y dominar.
Cuando te sientes triste, es como si alguien hubiera apagado el interruptor de tu vida y no tuvieras más remedio que avanzar a oscuras. Nadie te entiende, y todo discurre a contracorriente.
¿Qué podemos hacer? En primer lugar no dejarte vencer. La tristeza es ese enemigo conocido al que hay que mirar frente a frente con desafío para decirle, con tranquilidad, que no va a poder con nosotras. Ahora bien, si en estos momentos no te ves capaz de lograrlo, no te preocupes. Hoy en nuestro espacio queremos enseñarte 8 formas en que puedes conseguirlo.
1. Sal a andar
Lo último que tienes que hacer es quedarte en casa y buscar el refugio de la soledad de tu habitación. No lo hagas nunca. Antes de eso, no dudes en coger tus viejas zapatillas, unos pantalones cómodos de deporte, las llaves de casa… ¡Y a andar!
Hazlo a paso rápido, con esa fuerza que llevas dentro y que, paso a paso, irá deshaciendo el nudo de tus problemas y ese malestar interno. Sudar es bueno, poner en marcha tu corazón y mover tus huesos es algo excelente. Favorecemos que nuestro cerebro empiece a segregar endorfinas, las hormonas de la felicidad, y llegado ese momento, empezarás a relativizar muchas de las cosas que tienes en mente. Ponlo en práctica.
2. Siéntate y al sol y cierra los ojos
Un instante de serenidad y calma, donde dejar que tu piel reciba, durante no más de 15 minutos, el abrazo del sol. Una buena dosis de vitamina Dque te hará sentir una tranquilidad muy agradable. Esos días en que te sientes triste, no debes buscar la penumbra de un rincón, o el abrigo de tu cama.
Habitualmente, las personas que cursan con un proceso depresivo suelen evitar la luz del sol, así que nunca hagas lo mismo y disfruta de un instante de calor.
3. Deja a un lado las obligaciones durante dos horas
Lo sabemos, en ocasiones no es fácil. Tienes cosas que hacer, responsabilidades, trabajos, obligaciones… No obstante, cuando una está triste, aparece ese muro en nuestro interior con el que es casi imposible hacer algo de modo adecuado. No tenemos motivación ni ánimo.
¿Solución? Detente un instante y regálate dos horas para ti, disfruta de tu espacio personal, de tu tiempo sin presiones y sin ansiedades. Sé tú misma.
4. Escribe
¿Sueles utilizar un diario? Si no es así, tal vez sea el momento de empezar uno. Es algo terapéutico que nos ayuda a organizar ideas, a expresarnos, a hablar con nosotras mismas aprovechando la intimidad de la escritura.
No hace falta ser Gabriel García Márquez ni Daphne Du Maurier para llevar un diario: exprésate con tus recursos, con tus palabras, ríñete, insulta a quien desees… En esencia, utiliza las palabras como desahogo emocional.
5. Llora si lo necesitas
En ocasiones hay que hacerlo, y es algo bueno. La tristeza necesita un mecanismo de escape con el cual aliviar tensiones y, en ocasiones, no basta con salir a andar o con hablar con nuestra mejor amiga. Las lágrimas deben salir para desahogarnos, para aliviarnos y rebajar tensión. Es algo saludable y muy necesario.
6. Mírate al espejo y pregúntate qué ocurre
Vamos a hacer un ejercicio de reconocimiento. ¿La que ves ante el espejo eres tú? No, ahí no está esa mujer atractiva y positiva. La tristeza te está robando vitalidad y estamos seguros de que no te gusta verte así.
Pregúntate qué puedes hacer para sentirte mejor, para dar ilusión a tu corazón y curar esas penas. Pregúntale a esa mujer del espejo qué debe hacer hoy para poder dibujar una nueva sonrisa en su rostro.
7. Busca a alguien que te sepa escuchar
No todo el mundo sabe hacerlo. Seguro que tienes a esa amiga o a esefamiliar que, en lugar de apoyarte, prefiere siempre hablar de sí mismo sin preguntarte tan solo cómo te encuentras hoy. Busca el apoyo de esas personas que sí saben mirarte a los ojos y escuchar tus palabras con preocupación y sinceridad.
Te darás cuenta cómo al compartir tus sentimientos, una parte de ti se encuentra más aliviada y esa sensación negativa, empieza a relativizarse. No dudes nunca en buscar apoyo.
8. Date un capricho
¿Por qué no? Los días tristes necesitan de pequeñas ilusiones con las querelativizar las penas. Si focalizas toda tu atención en esas preocupaciones, el problema será cada vez mayor, así que, lo mejor es relajarnos. ¿Qué tal si vamos al cine? ¿Qué tal si te apuntas a esas clases de yoga? ¿Y si te acercas a dar un paseo por el parque o por ese museo de arte?
En ocasiones, aspectos tan sencillos como llegar a casa y ponernos nuestra canción favorita obran grandes milagros. No solucionará tus problemas, pero te ayudará a entrar en un estado de calma y bienestar en el cual ver las cosas desde otra perspectiva más adecuada
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