Las bebidas azucaradas, especialmente las carbonatadas o gaseosas contienen carbohidratos que se transforman en ácidos.
Estos ácidos están asociados a la presencia del ácido carbónico, disminuyen el pH -o neutralidad del medio ambiente bucal- provocando que aumente la adhesión de placa dentobacteriana a la superficie dentaria y afectando la salud bucal.
Si el paciente no realiza su higiene bucal regularmente, se promueve la desmineralización de la capa más externa de la corona de los dientes y por consiguiente aumenta el riesgo a desarrollarse la caries dental y el mal aliento.
La caries es una enfermedad localmente infecciosa, que va destruyendo los dientes y puede producir cavitaciones que se extienden hasta la profundidad; provocando fracturas dentarias, la muerte del diente, trastornos en la función y estética de la cavidad bucal y alteraciones en la autoestima del individuo.
En la actualidad se sabe que un paciente con múltiples caries tiene mayor predisposición a desarrollar alteraciones cardiovasculares, renales, dolores de cabeza, dolores musculo-esqueléticos y enfermedades gastrointestinales.
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