martes, 24 de marzo de 2015

QUE HACER CUANDO SU NIÑOS TIENEN TERRORES NOCTURNOS.


Si bien parece una crisis de pánico, se diferencia de ésta por su mayor intensidad y porque la persona está dormida cuando sobreviene el episodio.
Es un trastorno caracterizado por un despertar abrupto en el marco de una crisis en la que se producen gritos, llanto angustioso, intensa activación vegetativa (sudor, taquicardia, respiración alterada, temblor, dilatación pupilar, etc.) y manifestaciones conductuales de pánico.
Durante la crisis resulta difícil despertar o calmar a la persona, aunque en caso que logre despertarse no recuerda en absoluto el contenido de su experiencia o bien sólo evoca imágenes fragmentadas y aisladas de la misma. En la mayoría de las ocasiones las persona no recupera por completo el estado de vigilia, vuelve a dormirse y es habitual que no recuerde por la mañana lo ocurrido durante la noche.
Existen pocos datos estadísticos acerca de este trastorno, pero se estima que lo padecen entre el 1 y el 6 % de los niños y menos del 1% de los adultos. En general los terrores nocturnos se inician en niños de entre 4 y 12 años, y desaparecen espontáneamente durante la adolescencia. En los adultos, lo más frecuente es que aparezca entre los 20 y los 30 años y siga a menudo un curso crónico en el cual la frecuencia y gravedad de los trastornos evidencia altibajos. Los terrores nocturnos aparecen a intervalos de días o semanas, aunque pueden producirse en noches sucesivas.

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